Tomás de Iriarte (1750-1791) y Féliz María de Samaniego (1745-1801) son los dos fabulistas más conocidos de nuestra literatura, aunque el género se remonta a la Edad Media. Sin embargo, hay grandes diferencias entre uno y otro:
- Mientras que las "Fábulas literarias" de Iriarte son totalmente originales y están dedicadas a reprender y corregir los "vicios de la profesión literaria", Samaniego se dedicó a la fábula moral tradicional, de propósito educativo, tomando su inspiración tanto de modelos clásicos (Esopo, Fedro), como de los modernos (La Fontaine).
( Tomás de Iriarte )
El lobo y el pastor.
Amigo, le dijo yo no sé por qué
me has mirado siempre con odio y horror.
Me tienes por malo; no lo soy a fe.
¡Mi piel en invierno qué abrigo no da!
Achaques humanos cura más de mil:
y otra cosa tiene, que seguro está
que la piquen pulgas ni otro insecto vil.
Mis uñas no trueco por las del tejón,
que contra el mal de ojo tienen gran virtud.
Mis dientes ya sabes cuán útiles son,
y a cuántos con mi unto he dado salud.
El pastor responde: Perverso animal,
Maldigate el cielo, maldigate, amén!
Después que estás harto de hacer tanto mal,
¿qué importa que puedas hacer algún bien?
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FÉLIX MARÍA SAMANIEGO.
El asno y el cochino.
Envidiando la suerte del Cochino,
un Asno maldecía su destino.
«Yo, decía, trabajo y como paja;
él come harina, berza, y no trabaja:
a mí me dan de palos cada día;
a él le rascan y halagan a porfía.»
Así se lamentaba de su suerte;
pero luego que advierte
que a la pocilga alguna gente avanza
en guisa de matanza,
armada de cuchillo y de caldera,
y que con maña fiera
dan al gordo Cochino fin sangriento,
dijo entre sí el jumento:
Si en esto para el ocio y los regalos,
al trabajo me atengo y a los palos.
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